En muchas ocasiones he dicho que soy una chica de listas. Me gusta enumerar las tareas y tener claro los pasos que doy. En el último año he leído en mil sitios las ventajas de improvisar o de hacer las cosas sobre la marcha… pero mi gusto por las listas es tal, que incluso he apuntado en una lista de tareas… ¡que tengo que hacer menos listas! jijijijiji… (y sí, me río en plan jiji, porque en plan jaja es otra risa ¿no? cuando alguien me pone jiji me imagino:)
Tengo un listado de 20 cosas para este año, pero aquí dejaré 6: 3 de la cabeza de Almu y 3 de mi comportamiento. En total 3 post de 6 propósitos para el 2018 (y los publico en marzo, así ¡a lo loco!). Hoy empiezo por dos fáciles… la paciencia (o falta de ella) y aprender caligrafía.
Más paciencia
madre mía, sólo con escribirlo ya me da pereza.
Soy muy del ya, del mejor ahora que mañana y del resumen. No disfruto con la espera, con la degustación o con el proceso. Me gustan los resultados. Soy de mecha corta y de la velocidad. Necesito paciencia. Para todo. Para aprender las cosas, entenderme con la gente y para criar a mis hijos. Dios, pido paciencia para cumplir este propósito, porque ya me pongo nerviosa en pensar cómo lograrlo. Tengo que respirar, y formatear los pensamientos que me vuelan dentro para entender que, cómo dice la canción de mi amado Fito «… las prisas no son buenas«. Entender que cada persona tiene su ritmo y que eso es bueno.
Mi hijo a veces tartamudea (bueno, más bien repite una palabra mirando hacia arriba como si buscara en su cabeza la palabra que viene) y a mi eso me pone histérica. Tengo que parar a la mala madre que llevo dentro para no sacudirle y gritar: dilo yaaaaaaaaa. Mi niño. Con lo bonito que es… <3
Si algún proyecto me gusta y me implico, me cuesta Dios y ayuda no meter prisa a los que me rodean. ¿Aún no lo tienes?.
Como en 2 minutos, me ducho en 1 y conduzco como si alguien me persiguiera. Lo único en esta vida que hago despacio y sin prisas es cuando hago cualquier actividad cerca de la playa. Igual es el olor a sal, pero es en el único sitio que no miro el reloj. Que no voy acelerada o donde no hago dos cosas a la vez. Es oir el ruido del mar o del viento y desconecto. Es más, mientras escribo esta última frase, sin darme cuenta las pulsaciones me han bajado. Curioso. (¿será que mi subconsciente me está pidiendo una escapada?).
Aprovecho para subir unas fotos de Rosa -que son las únicas en las que suelo salir- de un día sin prisas. Sin agobios y sin nervios. Feliz. Con pelos a lo loco y calcetines mojados. También subo un montaje de nuestra modelo favorita 😉 una foto que me recuerda la importancia de filtrar lo malo.)
Mi propósito para esta vida (y no sólo para este año) es intentar fluir más y aprender a respirar… entender los ritmos de la cosas y las personas. Tomarme las cosas con más calma y visitar más a menudo el mar.
Supongo que de todos los puntos de mi lista, éste será el que más me cueste.
Caligrafía
Madre mía, paso de uno profundo y pensado a uno chorra. Pero supongo que van juntos… porque es algo que siempre he querido hacer pero que nunca he tenido paciencia para aprender.
Desde que tengo uso de razón tuneo los apuntes, agendas y papelingos que caen en mis manos. Suelo dejar los recados en posits llenos de frases o dibujitos y llevo siempre un rotu en el bolso. Pero lo hago de pena. Cutre, rápido y sin cariño. Siempre he dicho que me gusta maquetar (post aquí) pero una cosa es con el ordenador y otra muy distinta a mano. Me FLIPA los que con un folio y un lápiz hacen maravillas que parecen sencillas…
Así que en enero me apunté a un curso online (sólo voy por el capítulo 1, pero por algo se empieza), he comprado el material y me he propuesto que las felicitaciones de navidad (vamos a marcarnos un plazo realista) las haré a mano. La Almudena del pasado pensaba que sólo con comprar un rotu chulo iba a aprender, pero la del presente, la paciente 😉 , sabe que tiene que practicar mucho (mucho mucho mucho) para hacer algo decente. Prometo que antes de que acabe el año termino el curso y publico algo digno… mientras tanto, mi primera práctica (no podía ser otra frase). ¡Espero que te guste!
Hasta aquí el post de hoy. En el próximo toca querer menos y ser más valiente. Como ves, son propósitos chorras y nada extraordinarios, pero de los que soy consciente de lo que me falta.