Me parece un poco feo asomarme por aquí con un post así pero, como digo siempre, no sé si alguien me lee y este espacio es mio 😉
A mi, escribir, me da la vida. Me ordena el caos que llevo dentro y reorganiza lo importante.
Es como ver un episodio de Marie Kondo.
Paso de no poder respirar y sensación de pesar 90 kilos a pegar saltitos y pensar que todo tiene solución.
Hoy es de esos días que me agobio por todo, por el dinero, por los IVAS y el IRPF. Me agobio por si la base que les estoy dando a mis hijos es lo suficientemente sólida como para que el día de mañana sepan que mis errores fueron hechos desde el amor. es como si mil voces estuvieran dentro de mi cabeza y no supieran salir porque todas tienen ganas de gritar. Es muy complicado explicarlo. Intento respirar profundamente para poner orden, pero me doy cuenta de que hay un hilo roto que no me deja conectar. No sé cuál ni porqué. No son nervios ni mal humor. Como si se hubiera roto el puente que uno mi cabeza con el estómago.
Hoy necesito recordarme que los amigos se cuentan con una mano y que los que más quiero son los que van en pijama por mi casa.
Estamos aquí para ser felices… y, aunque muchos chungos lo crean, eso no significa estar sonriendo todo el tiempo. Estamos aquí para rodearnos de los que nos empujan hacia arriba, de los que quieren irse a la cama con la mente tranquila y los que no tienen ganas de opinar sobre lo que no saben. Aunque siento que la tierra me traga, sigo pensando así.
Hoy me iría a desconectar a algún sitio sin wifi, a comer una paella con los pies enterrados en la arena y a brindar con cebada.
Realmente, escribir me da la vida. Ahora entiendo un poco más este caos que llevo dentro.
Tengo ganas de que pase este día, esta semana y este mes. Vaya caca de etapa.