Hace un par de días (mallorquines) me tomé un kit kat. Uno de verdad.
Mentiría si dijera que fue algo improvisado o que no me costó hacer. Fui a un seminario que impartía Fran Russo en Valencia, me pareció una idea estupenda: un vuelo barato, visita a familiares y fotografía. El perfecto kit kat… pero fue mucho más que eso.
En el aeropuerto me desahogué un poquito en instagram:
96/100 #100happydaysYa está. Ha llegado el día. No puedo evitar sentirme algo culpable por irme 3 días, pero me gusta. Estoy encantada. Feliz. Relajada. Aún no me lo creo, supongo que que cuando esté a tropecientos mil pies de altura empezaré a entender lo afortunada que soy por poder permitirme este viaje, por tener un hobby que me vuelve loca y cada día me engancha más. Por tener una pareja que me apoya y anima a este tipo de cosas y una santa suegra que colabora en todo lo que puede y un poquito más. Pero sobre todo soy afortunada por este paréntesis emocional de 3 días. Estar conmigo sin prisas, sin reloj disfrutando de una parte de la familia que nunca veo, un seminario de fotografía que me apetece mil con @franrusso y de turista en una ciudad nueva. Ya echo de menos a mis hijos y a mi chico pero ¿la verdad? Me encanta echarles de menos. #mequitoelreloj#hoymola #yomimeparamiconmigo
Los que me conocen saben que me encanta ser madre y adoro a mi chico… pero la verdad es que eso de volver a oír mis pensamientos -sin que una de mis pequeñas rémoras me persiga por toda la casa- ha sido toda una experiencia. Esto de hacer lo que quiera, cuando quiera, como quiera y pensar sólo en mi… también moló mucho!
Para los que no conozcan a Fran Russo os dejo un enlace de su face (tiene web, pero está en proceso de cambios). Es un tío de lo más peculiar… una de esas personas que haga lo que haga lo hace con cariño y esfuerzo hasta ser el mejor (ya sea tocar la guitarra, cantar, pintar o, incluso, hacer fotos 😉 ) Es un fotógrafo de bodas, que, entre otras cosas, imparte seminarios de cómo vivir de la fotografía. Estar detrás de la cámara es un hobby que me gusta mucho (ísimo) pero no como para vivir de ella, y mucho menos haciendo bodas… pero como el viaje en sí era más para desconectar que para cambiar mi futuro, me apunté igual.
Fue raro, mis expectativas eran de8 sobre 10, porque -sin querer- me hice una imagen del «Fran del face” y a él no terminaba de pillarle el truco… bueno, pues me equivoqué. Disfruté mil, dos mil y tres mil… resulta que “el Fran de verdad” es un tío cercano, gracioso, sensible y raro (raro de los buenos ¿eh? de los que apetece seguir conociendo) Y aunque se me hizo un poco largo en alguno de los momentos -entre otras cosas porque estaba sin desayuunar y la barriga me hacía putrum putrum- disfruté muchísimo.
Hace maravillas con la cámara y capta unos sentimientos que otros ni sueñan. No procesa las fotos (no al menos como la gente entiende el procesado de imágenes) y las saca tal cual ha disparado…. Hubiera estado bien poder conocer a los compañeros un poco antes porque, con el tiempo, me he ido con la sensación de que aproveché 0 las conversaciones con ellos. Una de las mejores cosas del seminario es el grupo que se crea en face ¡es una pasada lo que saben los míos! En concreto os dejo 2: Ghenesys (pedazo de pareja que son… de esos que comparten TODO lo que saben -y lo digo en mayúsculas porque flipas cómo controlan- y son majos y encantadores y bla bla bla) y Bea pastor (si necesitáis una fotógrafa newborn, fliparéis con ella ¡hace maravillas!). El resto de compañeros también, ¿eh? pero no tengo sitios oficiales que linkar. 🙂
En resumen… que el seminario es como todo, el que quiere aprender aprende y el que no, echará la culpa a cualquier cosa para sentirse menos mal consigo mismo. A mi me sirvió mucho, pero sigo sin querer ser fotógrafa de boda 😉 así que no soy un buen ejemplo para el control de calidad 🙂
Pero el seminario sólo fue una parte de mi desconexión de 3 días… . Las risas en la cena, en la comida y de tapeo con la familia fue un lujo ¡qué majos sois chicos!. El último día aprovechamos para dar un paseo por Valencia que hacía mucho que no la visitaba. Está preciosa, las cosas como son: parques con mucho verde, ambiente familiar y zona para niños (ahí sí que eché mucho de menos a mis 3 trocitos) donde aprovechamos para hacer un par de fotos a mi prima y su churri. Son de esas parejas de película en la que se quieren a todas horas, se apoyan, «cuelga tú, no tú…» ¿me explico? de esas parejas que enamoran nada más verlas por el respeto que se tienen y durarán toda la vida. Dejo un par (muchas) de las que hicimos en la galería.
En fin… la verdad es que el viaje fue un vicio y me encantó… pero estoy segura que fue tan especial porque a la vuelta me esperaban mis dos niños – con un montón de historias mega importantes (algo así como que se habían tirado el tobogán grande) y un par de dibujos que ni el mismísimo Miró- y un chico, guapo a rabiar, que no sólo me esperaba con buena cara, sino que aguantó como un campeón todas mis historias (contadas con una dosis de adrenalina importante) de la experiencia.
A ver si nos venimos arriba con Rosa y nos apuntamos al próximo workshop de fotografía de recién nacido que imparta Bea Pastor 🙂 Esto de los viajes fotográficos me están gustando.
Buenas noches